miércoles, 6 de junio de 2018

La grieta

Nunca se sabe cómo aparece, pero un día sin más, reparas en ello, piensas: "eso ha estado ahí o acaba de salir" . Y acto seguido vuelves a tu cotidianidad sin resolver el problema. Cada día que pasa ese desconchón sigue ahí, sólo espera que un día te acerques y toques un poco para poder desprenderse (de ti o de la pared). Lo peor es que vuelves a él como elemento discordante en tu monotonía, como buscando respuestas , pero todos sabemos que esas respuestas ya las tienes y lo único que hace esa hendidura es proporcionarte la confirmación de cualquier sospecha.

Hoy se separa unos centímetros más, hoy se resquebraja un poco más la pintura.
He conseguido aguantar con un poco de cinta y tapando el desperfecto, como si no existiese, pero hoy ha salido a la luz. Hoy puedes meter el dedo y notar el fondo, rascarlo e incluso sacar el dedo algo manchado. Me pongo manos a la obra con los materiales para cubrirlo, pero como siempre, mejor lo dejamos para mañana. Y aquí sigo, contemplando, como poco a poco se viene abajo, sin ponerle remedio, bueno más bien sin saber cómo hacerlo.
Hoy sólo tengo una certeza, y es que esa grieta está ahí y no sé quién se va a comer a quién.

jueves, 8 de marzo de 2018

¿Por qué?(Porque puedo y quiero)

Hoy es día de reflexión para todos(aunque creo que todos deberían serlo, seguidos de una puesta en marcha y una toma de decisiones acordes a dicha reflexión) no voy a decir nada más. De momento toca pensar, pero pensar de verdad, con conciencia y con vista de futuro. Hoy no me toca decir nada a mi, hoy me (nos) toca plantearnos el por qué de las cosas, y como ya he dicho antes, primero reflexión y luego actuación. O bueno que cada uno haga lo que quiera( he escrito y borrado esta frase 5 veces, no sé si dejarla o no, supongo que si estoy escribiendo esto es para justificarme el dejarla, así que ya está, ahí lo llevas llevamos llevando)! 15198151982434fdgh-

sábado, 9 de diciembre de 2017

INTROSPECCIÓN (Relato Corto)

Esta historia, si me lo permiten, comienza con unas inocentes palabras y se deja hacer a los ojos de los anónimos e intrépidos lectores. En esta historia, el protagonista podría ser cualquiera de ustedes y que antes de decidirse por un género u otro, prefiere definirse como animal de costumbres, estrella principal de su propia historia.

Ya que insisten, se la podría contar yo mismo, pero prefiero que se cuente a sí misma.

Como ya era algo habitual en sus días, se levantó con el estruendo del despertador,
6:30AM seguido de un pequeño pero intenso sobresalto con su respectivo movimiento de brazo palpando la oscuridad. El suspiro, la vuelta en la cama y la retahíla de improperios eran algo normal todas las mañanas. Encendida la luz del baño, sus pupilas se resquebrajaban, no querían verse en el espejo (no eran las únicas). Buscando a tientas aún el grifo de la ducha, se alejó con cautela para evitar la Antártida hecha agua. Tras nueve minutos (tres canciones para otros) bajo la cálida cortina de agua, seguía sin despertarse del todo. Con el pelo aún empapado, se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Esa mañana se apresuró, acabó antes de lo habitual y decidió ponerse a ojear un pequeño libro de poemas que había comprado hacía ya un tiempo (y no por ser un fanático de la poesía, sino porque el  nombre del autor le había resultado curioso).

 –El denominado animal de costumbres, no sabía aún que ese día iba a marcar el resto de su vida.-

¿Quieres una historia de amor?,- comenzaba aquel pequeño poema-,  
     Bah, de qué te serviría, 
     no amamos como sentimos,
     sino como nos han contado."                
                           
Meditó tanto aquel pequeño fragmento que, incluso el tiempo se detuvo, notaba su respiración e incluso podía ver las estelas que dejaban sus pensamientos. Aquí comenzó su vida, su vida de verdad, esa que tenía pensado vivir con todas sus letras. Salió de casa y al cerrar la puerta, se percató de que sus llaves estaban dentro. Quizá en otro momento, quizá antes, se habría vuelto loco y como un energúmeno, pero ese día no, pensó: “Bueno, ya llamaré a un cerrajero. Además, así tengo excusa para no volver a casa.” Se sentía más relajado, incluso andando, se notaba más cómodo consigo mismo. Llegó a la parada del Autobús 142, más de veinte minutos marcaba la pantalla. Y de nuevo, reaccionó con absoluta tranquilidad, diciéndose que así podría disfrutar de la buena mañana que hacía. Llegó el autobús y, en vez de entrar sin  respetar la cola como era habitual, aguardó paciente a que una anciana subiese con su enorme bastón, sacase su pequeño monedero, buscase el importe del trayecto y pagase con la absoluta pausa que caracteriza a este grupo de la población.

 -Se toman la vida sin prisas, sin agobios, total, ya la han vivido, ahora sólo les queda disfrutar de la recta final. Pero claro, esto él no lo sabe (de momento).-









 Con la cabeza bien alta y, mirando a los ojos de los estáticos ocupantes del transporte público, descubrió con estupor, como si de un espejo se tratase, que todos ellos tenían una pequeña sombra bajo los ojos, no reflejaban luz, en ellos no se cumplía eso de que los ojos son el espejo del alma (o sí, quien sabe quizá sólo eran almas rotas…). Aquel escenario era demasiado tétrico, tanto que, en la siguiente parada decidió bajarse y coger el metro. Se le hacía tarde, pero cualquier cosa antes que volver a aquel autobús.
Bajó las escaleras del metro hasta llegar a los tornos, los pasó con la esperanza de encontrarse un escenario mejor que el anterior. Se quedó sorprendido por la rapidez en que llegó el metro a la estación (antes, hasta la espera del ascensor le parecían décadas), y entonces, llegó el momento de la verdad, llegó el momento de descubrir si ahí abajo, ahí donde la luz natural era un mito, las almas tenían otros ojos, otros cuerpos.

 –Iluso de él, lo que le queda por aprender, no sabe que la vida lo va a domesticar, es un animal de costumbres recién llegado al Mundo.-

Busca con la curiosidad de un niño de cinco años, con los ojos hambrientos y el alma abierta (busca como se debe buscar). Pero evidentemente no encuentra nada. Todo el vagón parece un tétrico desfile de almas perdidas, sumidas en su caos más profundo. Aún le espera un viaje largo (no sólo en metro), unas ocho paradas hasta su destino. De pronto las puertas se abren y comienza a bajar gente, quedan sitios vacíos y decide sentarse. (Siete paradas) Y como si de una cuenta atrás se tratase, sus ojos comienzan a pesarle y, decide acomodarse en su asiento, apoya la cabeza en el cristal y desconecta los ojos. Sus oídos escuchan todo el sonido de los alrededores, pero no parece importarle. Una parada más, de nuevo las puertas se abren (seis paradas), pero esto no lo sabe, ha desconectado por completo. Se sume en un sueño profundo, donde, por alguna razón comienza a ver todas las relaciones que ha tenido, todos los sitios en los que ha estado, todas las noches de fiesta con sus mañanas de resaca… y de pronto, como si de una sacudida se tratase, abre los ojos sobresaltado. Ha llegado a su destino, es como si su subconsciente le hubiese avisado. Ni él mismo se explica cómo es posible. Sale del vagón, camina despacio, como un animal aturdido pensando en todo lo soñado y, por desgracia sumándose al desfile organizado que atraviesa los pasillos de cabo a rabo.
Ya en la calle, respira hondo y se promete entrar en el trabajo por la puerta grande (que justo es la principal) con la cabeza bien alta. Llega a su puesto de trabajo y entonces ¡¡¡BOOM!!! Una explosión en su cabeza lo hace desplomarse en el suelo y, de nuevo el sueño le abraza dejándolo en el Limbo.
Al instante se despierta asustado, sin entender que es lo que ha ocurrido. Se encuentra en un círculo blanco cuyos límites se difuminan a medida que se aleja hacia, aquello que considera las paredes de una sala. Está abrumado ante esa situación, cierra los ojos y se dice a sí mismo: esto es un sueño, pellízcate fuerte y despertarás.











Vuelve a abrir los ojos y se ve tumbado en la cama de su habitación, en Madrid. No entiende nada, tiene la impresión de haber vivido ese momento antes. Va al baño para lavarse la cara y buscar alguna respuesta frente al espejo.
-¿Qué me está pasando? Esto no puede ser un sueño, noto el agua tan real...
Una voz le hace girar la cabeza, hay un cuerpo aguardándolo (como si de una presa se tratase) en la cama.
+Bueno qué, piensas volver aquí o me marcho.
-Eh, eh, eh, sí, sí voy. (Dijo finalmente comiéndose las dudas).

-Al fin y al cabo era un animal, y como tal, por sus venas corría el hambre por otros cuerpos, el instinto de supervivencia estaba ligado guiarse por impulsos locos... Pueden hacerse una idea de lo que pasó en aquella habitación, incluso yo sé que pasó, pero porque me lo contaron.-

Sin previo aviso se encuentra en otro sitio completamente distinto.
Estaban (sí, un cuerpo y él) en una azotea de un barrio céntrico, abrazados contemplando las farolas temblar y el bullicio de la gente andando por la calle. Hacía frío, un frío que ni las estrellas salían para dar la bienvenida. Estuvieron de pie un buen rato hasta que sus piernas aguantaron, ambos respiraban profundamente el aire frío que se les metía hasta los huesos. Pasaron un par de horas hasta que el frío se hizo insoportable y se vieron obligados a bajar de la azotea e ir a calentarse y poder charlar tranquilamente. Anduvieron durante media hora hasta encontrar un local, abrieron la puerta con sumo cuidado, parecía que se iba a caer en cualquier momento. Entraron y aunque desde fuera parecía un feo bar destartalado y comido por el tiempo, al entrar, se dieron cuenta de que no era así. Dentro había 15 mesas, de las cuales 5 estaban ocupadas. El ambiente era estupendo, la gente reía y charlaba. Parecía que estaban en el salón de sus casas. Se sentaron en una mesa de un rincón donde la luz era tenue y de un color anaranjado que resultaba muy acogedor. Tomaron asiento y pidieron una ronda. Hablando con los ojos, comiéndose con los ojos, pasaron la noche junto con alguna caricia, alguna carcajada, alguna patada por debajo de la mesa, serios interminables, miradas que se iban de los ojos a los labios incapaces de frenar el deseo de besarlos. Aquella noche, el resto de cuerpos presentes en aquel local tuvieron que llamarles la atención por envidia.

-Se seguía preguntando si  todo aquello sería un sueño, pero con cada trago, las dudas se iban disipando.- 












Volvió a despertar, esta vez, empapado y en mitad de la calle. Llovía como si el cielo se fuese a caer, como si hubiese una gotera en el techo del mundo, parecía que se iba a romper en cualquier momento y que todo iba a quedar anegado. Nadie por las calles, solo charcos y más charcos, seguidos de asfalto y una imagen que se reflejaba en ellos. Parecía una silueta de algo cubierto por una capucha, parecía una persona, pero su cara no se vislumbraba en el agua. No se oía nada en absoluto, se cernía un silencio desolador que hacía pensar. Se sucedieron una serie de charcos y más charcos, después cristales iluminados por farolas, que al mirarlas parecían tener cortinas por la incesante lluvia. Las gotas de agua calaban hasta los huesos. Jugaban con ellos, los recorrían de arriba a abajo y de dentro a fuera. De pronto las piernas comenzaron a moverse solas y a correr como si no hubiese un mañana, pisaban y pisaban más charcos, trataban de huir de la cabeza -ilusas-. Daban zancadas hasta que se vieron obligadas a parar, la cabeza las había alcanzado, las obligaba a detenerse convenciéndolas de lo irracional de todo aquello. El corazón, para variar, comenzó a latir a un ritmo frenético, quería salir de aquel cuerpo y escapar de las órdenes de la cabeza. Latía y latía, pero sin éxito. Sin previo aviso, la boca se dispuso a gritar tratando de evitar cualquier censura. Gritó y gritó, llegó un momento en el que hasta la lluvia cesó para dejar espacio a aquel grito. Fue un grito de deseo y de rabia, un grito desesperado por destruir todo lo que en la cabeza se encontraba, un grito que pretendía acabar con todo pensamiento. Alcanzó la plenitud máxima, consiguió parar incluso los elementos para ser él mismo.
-Creyó haber alcanzado el climax, creyó haber superado todo aquello, todos esos recuerdos, momentos, placeres… pero nuevamente no sabía nada.-










Y de nuevo, despertó (por quinta o sexta vez) pero en la cama de un hospital. Miles de pitidos constantes y estridentes, le taladraban los tímpanos. Esta vez estaba en el mundo real, ni en el pasado ni en el futuro, se encontraba en el presente. Intuía que serían las 12:00 de la mañana por la luz que entraba por las rendijas de las cortinas. Dos horas más tarde le dieron el alta, traumatismo craneoencefálico leve.
- Le recomendamos reposo absoluto y una pastilla cada 12 horas. Y no olvide que en dos semanas revisión. 
Con un aparatoso vendaje rodeándole la cabeza, se dispuso a salir del hospital. De camino a la salida, recordó el espantoso escenario que había vivido el otro día con el transporte público, así que decidió ir a pie. Llegó a casa y, al buscar sus llaves recordó que estaban al otro lado de la puerta. Llamó a su vecina de enfrente y le pidió usar el teléfono. Esta, era un alma encerrada en un cuerpo de una belleza inmensa. No se sabe ni cómo ni por qué, pero acabaron charlando (ambos se sentían cómodos con un café entre las manos al mismo tiempo que soltando palabras por los labios).

Entre unas cosas y otras, se vaciaron y se llenaron a la vez. Borraron todo el pasado que tenían clavado, incluso nuestro querido animal de costumbres, se permitió el lujo de cortejar aquel cuerpo que posaba en el asiento de enfrente.  
-¿Crees que escribir sobre ese algo que te abruma puede ayudarte a afrontarlo?
-le preguntó nuestro animal de costumbres a aquel cuerpo de mirada inocente, desconociendo la reveladora respuesta que se le venía encima.-

+ ¿Sabes? Creo que eres la primera persona que me lo pregunta y verás, a veces lo dudo, pero sólo un instante, ese justo momento antes de ponerme a escribir, teclear lentamente cada letra, medito durante milésimas de segundo si realmente tiene algún sentido todo esto. Entonces, releo otros escritos y veo que, quizá al momento de ser escritos, no sirvieron de nada en absoluto, pero al verlos ahora, ahí, fuertes, resistentes al paso del tiempo, a dolores, a quejas, firmes en sus promesas de cambio, estáticos mirándome cara a cara, escupiéndome verdades, que quizá por aquel entonces no se revelaron, pero que ahora se dejan ver con total claridad. Y si, evidentemente duele ver que hubo tantas ganas de escribir en un momento dado, pero que ahora ya no. Antes buscaba refugio en pequeñas letras Calibri(cuerpo) 13, por aquello de que si la mala suerte se apoderaba de ese número, yo la afrontaría y esquivaría con miles de palabras, consiguiendo doblegarla e incluso transformarla en todo lo contrario. Haría como hizo el amor conmigo, le concedí el poder de destrozar mi reino al que llamé cuerpo. Consiguió doblegarme durante un tiempo, consiguió que temiese todo cuerpo nuevo, toda caricia repentina, pausada, consiguió incluso que mi cabeza odiase al corazón por el mero hecho de latir a destiempo, sin seguir el ritmo marcado y establecido. Lo llevaron a juicio y le encarcelaron junto a presos con cargos de culpabilidad, asesinato en defensa propia, y una ingente cantidad de reclusos. Allí, latiendo solo, en una esquina de su celda número "13" en el pabellón Cuerpo estuvo un par de años. Me llegué a sentir como un ladrillo rodeado de otros tantos, buscaba libertad, buscaba movimiento, aire, buscaba poder notar de nuevo el Sol en la cara. Llegué a este punto en el que me creía ladrillo, que creo fue por culpa de darme tantos golpes contra la pared y encontrar el mismo ladrillo mirándome a los ojos, fijamente, impasible. Me identifiqué con él, hartos los dos de recibir golpes de frente.
Acabamos por derribar el muro y así salvarnos los dos. Nos liberamos de tanto atadura y restricción, conseguimos notar el Sol de nuevo. Pero esto no duró demasiado tiempo, somos gente de costumbres(al igual que tú ¿no?) y él quiso encontrar de nuevo su lugar, busco una pequeña obra, donde estaban construyendo una pequeña pared, y allí se quedó, al igual que yo, enclaustrado en un nuevo muro. El suyo con forma rectangular y un cabello color rojizo, y el mío con una forma indeterminada y cabello inconcluso.
Y vuelta a empezar. 
Por si no te habías dado cuenta me gusta escribir.
-Guau, estoy sin palabras, -le acababan de lanzar una granada a lo más profundo de sí-

+Perdona que te haya soltado la charla, pero necesitaba contárselo a alguien. Últimamente me siento muy sola, ni escribir me salva de mis tóxicos pensamientos.

¿En serio le estaba pasando esto? Se preguntaba sin parar. Su vecina, alguien aparentemente esplendido, radiante, feliz… y tan vacío por dentro. No se lo pensó dos veces (a decir verdad no lo pensó ni una) se lanzó a abrazarla y, aunque parezca increíble, sus cuerpos se fundieron. Forjaron algo más que una aleación de cuerpos pesados, se completaron.
De un tiempo a esta parte (sólo dos días) había cambiado por completo, y sin ser en absoluto consciente. (Qué irracional todo, pensó.)
A los pocos minutos de estar abrazados, escuchó como llamaban a su puerta y salió de la casa en donde estaba. Era el cerrajero al que había telefoneado, trajeado con su gorra descolorida, su camisa llena de grasa de las bisagras y con un olor a cigarro rápido antes de entrar.
No tardó más de 15 minutos, así que pudo entrar, coger sus llaves y volver en busca del cuerpo que le aguardaba al otro lado de la puerta de enfrente. Aporreó la puerta con impaciencia al ver que no había respuesta. ¿Habrá salido sin darme cuenta?, no puede ser, ¿lo habré soñado? pensó para sus adentros.

-Una estocada más para nuestro animal de costumbres-











Acababa de vivir un momento muy extraño, como todos los sucedidos esos días. El resto del día lo pasó sentado en su sillón, amansado a base de golpes, desconcierto y recuerdos. 

Buscó refugio en el libro de poemas que lo había llevado por aquel camino de la amargura. Tenía marcada la página por la que iba con un pequeño papel doblado, lo desdobló con el fin de recordar que había escrito en él:

INTROSPECCIÓN
Del lat. tardío introspectio, -ōnis, y esteder. del lat. introspicĕre 'mirar adentro'.
  1. f. Mirada interior que se dirige a los propios actos o estados de ánimo.




Y entonces despertó (esta vez de manera definitiva), se había quedado traspuesto con la cabeza en ángulo de 90° sobre el respaldo del sillón, con la baba descendiendo cual escalador intrépido, por la comisura del lado derecho.
-Había sufrido eso que algunos llaman “quedarse traspuesto” y otros “introspección”, pero lo importante es que ha aprendido una lección: 






                                     cambiar ese maldito sillón.-


viernes, 2 de junio de 2017

Auto-diagnóstico de eso que llaman cabeza, cuerpo y algo más.

Llevo ausente un tiempo la verdad, no por convicción propia, ni tan siquiera por imposición. Simplemente estoy fuera, fuera de cobertura, fuera del mundo, fuera de mi cabeza. Estoy siendo un espectador de mi propio cuerpo, de mis acciones y sus consecuencias.Tengo miedo. Miedo de mi mismo, miedo de en que me he convertido. Un puñetero cuerpo errante, que huye de cualquier problema en lugar de afrontarlo. Un escurridizo ser que resbala entre las afiladas rocas de la vida. Quizá me considere un hilo frágil pasando entre las hojas de afiladas tijeras, ansiosas ellas por cortarme y ansioso yo por que lo hagan. No sé, creo que mi día a día se ha convertido en eso, en ver como consigo terminar en mi habitación oculto tras la puerta sin que nada ni nadie pueda acercarse. Y joder, es muy duro salir a la calle pensar que todo el mundo te mira(aún sabiendo que no es así). Es horrible eso de tener que, digamos, agradar a todo público convertido en espectador de tu vida, pero más aún es ver como no cumples con tus expectativas tú mismo, ver como no llegas al baremo que tú mismo te habías puesto, darte cuenta de que ha pasado un día más y lo único que has hecho a parte de estar tumbado en la cama y ducharte, (para tratar de ponerte en marcha) ha sido no haber realizado nada productivo. ¿Habré tocado fondo? o a lo mejor es un falso suelo que me aporta esa falsa sensación de seguridad...
Y lo que es casi peor es que no trato de ponerle remedio al 100%, sólo un 70% y es gracioso porque al estar escribiendo esto me doy cuenta de que no puede ni debe ser así y trato de borrar lo escrito para autoengañarme y pensar que si no está escrito pues no es verdad, pero ésta vez han ganado la batalla mis manos, dirigidas por el capitán llamado cuerpo y en primera línea de combate, mis señores dedos, repartiendo a diestro y siniestro, sin contemplación alguna e incluso ensañándose con alguna que otra letraaaaa(como con la 'a' ). Pero una vez más aquí no acaba la cosa, lo 'peor' es que este es el típico arranque que te nace en un momento dado pero, pasan unas horas, te duermes, el cuerpo se relaja y la batalla la vuelve a ganar el bando contrario, la cabeza. Pero más jodido aún es el darte cuenta que no hay dos bandos, que no hay un cuerpo y una cabeza luchando entre sí, que los dos forman un todo y el uno sin el otro no funcionan y no sirven en absoluto.
Ilusos de mierda, se creen que combatiendo un poco van a alcanzar la victoria en la guerra y lo único que hacen es ir perdiendo batallas, porque sí, ganaran el conflicto bélico, pero pierden la batalla contra la vida( y es que a grandes rasgos es así, la puta vida, están luchando por vivir sin darse cuenta de que lo realmente importante es que colaboren y luchen juntos, unidos). Lo pierden todo por culpa de estar tan obzecados en un sólo pensamiento, no abren sus mentes, no contemplan distintos puntos de vista, no admiten distintos puntos de vista, están ciegos, sordos y son gilipollas. Así de claro y así de alto, en definitiva soy yo así que sí, soy un puto ciego de mierda( ciego mental, que es muchísimo peor que otras muchas cegueras), también soy sordo, no me escucho, no escucho los pensamientos de nadie, no escucho nada en absoluto, sólo oigo jaleo a mi alrededor, ruidos y golpes fuertes, tortazos de realidad difusa y absolutamente confusa que no hacen más que sumirme aún más en una habitación negra con unas ventanas cada vez más altas. Es tan angustioso sentirse así, que nada más quedan dos opciones, al igual que a un paracaidista: te dejas caer o tiras de la anilla para dentener la caída.

De momento sigo cayendo, estoy tratando de alcanzar la anilla, pero sin éxito.

(Quizá el primer paso sea reconocerlo...)

Intento número 1, aproximación a la realidad, vislumbro cada vez más cerca el suelo, hay que darse prisa.

martes, 25 de abril de 2017

domingo, 9 de abril de 2017

PERO QUÉ ESTÁ PASANDO



                                                               ¡Esto está muerto!

lunes, 13 de marzo de 2017

Viaje introspectivo.

Hoy empieza mi viaje. Pura y llana introspección. Un viaje hacia lo más profundo de mi, un viaje que no tendrá fin hasta que me haya perdido. Un viaje que haré sólo, pero sin permitir que la soledad se instale en el cuarto de al lado. Pienso y espero haberla dejado atrás, en el camino, en alguna cuneta, tirada y dolorida dispuesta a engancharse a otro cuerpo.
Lo empiezo de noche, el viaje, y eso tiene dos vertientes distintas por las que tirar. Una de ellas tiene el cartel de aviso de derrumbe, no pasar. Y la otra, con un cartel parecido, incitándome a sumirme en una realidad tan superflua, tan falsa, tan imbécil, que llegará un punto en que se desmienta a sí misma y se quite esa capa de mugre y polvo.
Tirado en la playa a las casi 8 de la tarde, con el sol oculto y sin prácticamente un resquicio de compañía, me vienen a la mente pequeños flashes de la infancia, todos ellos en la playa. Cargado con dos sombrillas, una nevera azul de más de tres toneladas y veinte sillas( que ya me dirás tú para que tanta silla)
Viviendo la eternidad en un segundo. Respirando aire oxidado.
Bebiendo agua del infierno.
Sigo andando sin rumbo, por pura inercia. 

miércoles, 8 de marzo de 2017

Reflexiones Nietzschenianas.

La incomprensión del mensaje habría que atribuírsela más a las limitaciones del lenguaje y a la incapacidad del receptor para captarlo, pues sólo una total empatía con el talante existencial de Zaratustra posibilita una plena receptividad de sus palabras.
Debido a esto, al tratar temas como el superhombre, se dirige a toda persona sin discriminación, al hablar de la muerte y de Dios se dirige a unos pocos y al hablar del eterno retorno a sí mismo.
Así habló Zaratustra se convierte en un libro para nadie.
Lucha constante contra quienes tratan de convertir la impotencia en virtud.

Tras un par de respiraciones de la naturaleza,(...) lamentable y sombrío, estéril y arbitrario el intelecto humano dentro de la naturaleza.(...) No hay para ese intelecto ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana. Ese orgullo ligado al conocimiento y a la sensación, niebla cegadora, los engaña acerca del valor de la existencia. El intelecto, como un medio para la conservación del individuo, desarrolla la ficción, pues ésta es el medio por el cual se conservan los individuos débiles y poco robustos,(...)el engaño, la adulación, la mentira y el fraude, la murmuración, la hipocresía, el vivir del brillo ajeno, el enmascaramiento,el convencionalismo encubridor, el teatro ante los demás y ante uno mismo, en una palabra el revoloteo incesante ante la llama de la vanidad es hasta tal punto la regla y la ley,(...) Se encuentran profundamente sumergidos en ilusiones y ensueños, sus miradas se limitan a deslizarse sobre la superficie de las cosas y percibir formas, sus sensaciones no conducen  en ningún caso a la verdad, sino que se contentan con recibir estímulos y, por así decirlo, jugar un juego de tanteo sobre el dorso de las cosas. por eso los hombres no huyen tanto de ser engañados como de ser perjudicados por engaños. El hombre nada más que desea la verdad en un sentido análogamente limitado: desea las consecuencias agradables de la verdad, y está hostilmente predispuesto contra las verdades que puedan tener efectos perjudiciales y destructivos
¿Es el lenguaje la expresión adecuada de todas las realidades? ¿Qué es una palabra? La reproducción en sonidos articulados de un estímulo nervioso. Pero partiendo del estímulo nervioso inferir además una causa existente fuera de nosotros, es ya el resultado de un falso e injustificado del principio de la razón.
Masculino, femenino extrapolaciones tan arbitrarias ¡A qué altura volamos por encima del canon de la certeza!
Los diferentes idiomas comparados, muestran que con las palabras no se llega jamás a la verdad ni a una expresión adecuada. Creemos saber algo de las cosas mismas cuando no poseemos más que metáforas de las cosas, que no corresponden en absoluto a las esencias primitivas.
Ciertamente no sabemos nada  en absoluto de una cualidad esencial, pero si de numerosas acciones individualizadas. ¿Qué es entonces la verdad? Un ejercito móvil de metáforas, metonimias antropomorfismos... en resumidas cuentas una suma de relaciones humanas,realzadas, extrapoladas, adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso y una vez asentadas y fijadas en el mundo, han perdido su poder, su fuerza.
Ya le cuesta trabajo reconocer ante si mismo que el insecto o el pájaro perciben otro mundo completamente diferente al del hombre y que la cuestión de cual de las dos percepciones de mundo es la correcta carece totalmente de sentido, puesto que para decidir sobre ello tendríamos que medir con la medida de la percepción correcta, esto es, con una medida de la que no se dispone.
(NIETZSCHE ES UNA CATEDRAL DE CONCEPTOS)

(Reflexión personal)
[No nos atrevemos a sumergirnos en la inmensidad del lenguaje, por el simple hecho de temer ahogarnos con tanta metáfora, vocal y consonante.]


ELLAS

Hoy voy a hablar sobre ellas. Que sí, que podría haberlo hecho antes, o mañana,o siempre. Aunque en realidad, no es la primera vez que hago esto, tengo miles de borradores y miles de publicaciones que hablan sobre ellas, que las relatan, retratan, acarician y cuidan e incluso miman o veneran. Y no porque sean superiores o inferiores, sino porque son y siempre serán, vida. Si te fijas en todo lo que escribo hay una de ellas de fondo o de frente o de medio lado, según como mires. Que no escribo para agasajarlas, ni para sentirme realizado, escribo porque se lo merecen y punto.
Educación, apariencias y sufrimiento. Tres conceptos que van ligados a nuestra existencia.Y que afecta tanto a hombres como a mujeres. El primero impuesto, el segundo impuesto y el tercero más de lo mismo. Es curioso que incluso hoy en día, nos hagan creer que los hombres nacen para ser hombres y las mujeres nacen para casarse, para servir, para sufrir... y más curioso aún es la gran relevancia que aún sigue teniendo el matrimonio, unión fundamental y completamente necesaria para poder tener control absoluto sobre la mujer (por aquello de que las mentes libres son impredecibles), pero más curioso si cabe, es el hecho de no habernos dado cuenta aún (o lo que es peor, habernos resignado a acatar lo establecido por unos pocos que son enormemente ignorantes) de que ellos establecen el terreno de juego,con sus reglas, en el que los perdedores siempre serán los jugadores. No se dan cuenta de que da igual ser opresor u oprimido, siempre tendrán a otro ignorante por encima manejando los hilos de su ideología. Si eres opresor, seguramente te mueva el afán de poder, de control, sin saber que lo único que consigues es perder tu propia autonomía y poder. Por otro lado, si estas oprimido, justificarás tu situación defendiendo que ricos y pobres siempre ha habido y que por consiguiente opresores y oprimidos siempre habrá... Pero una cosa está clara y es que si partimos de la base en que este "orden establecido" es el correcto, todo lo que sea salirse de él o  bien es imposible o es absolutamente utópico.
Se que dicen que hay que ser paciente y dialogante, calmado, respetar las ideas y no alterarse, pero desde luego si esas ideas llevan por bandera la desigualdad y proclaman libertades a los cuatro vientos, para luego, a sotavento coartar todas ellas, digo desde ya que no merecen contemplación alguna.
No me da la gana que se siga quitando la vida a cuerpos, a mentes, a sonrisas, no me da la gana que se siga matando, aunque luego haya arrepentimiento. No me da la gana seguir combatiendo contra otros cuerpos, porque la batalla no es contra esos otros, ni contra ellos, es contra nosotros mismos. Nosotros tenemos la respuesta y la pregunta, nosotros somos la solución a todos esos cuerpos sin vida, a todas esa lágrimas derramadas, a todas esas risas perdidas. Si nos lo proponemos, nosotros ( tú y yo) podemos hacerlo. Podemos acabar con todo y empezarlo de cero.
 Es una cabronada que sigan muriendo tantos cuerpos a manos de otros cuerpos,completamente vacíos.
Yo propongo una cosa, saltemos, saltemos al vacío, sin miedo, sin vértigo, sin prejuicios.

La rutina se posó en ella. Deseosa de romper con todo, decidió despertar. Harta de rascar días a la vida, quiso saltar y, fue entonces cuando se asomó al abismo, cerró los ojos y saltó. Saltó desde sus zapatos de tacón fino. Aquellos que separaban con tal distancia sus pensamientos del suelo que, a veces, sentía hasta vértigo.
Según caía, dejaba el mundo atrás. Se aventuraba en un viaje sin billete de vuelta, sin paracaídas, sin red. Se quitó todas las cuerdas de seguridad, todos los prejuicios, todos los miedos y, los dejó a un lado, alejándose lenta y firme abandonándose al devenir de la caída. 


Su absoluta libertad interna...
                                                                                                     (Y fue entonces, cuando se dio cuenta                                                                                                               de que podía,pero sobretodo,
                                                                                                         debía ser libre el resto de su vida.)

Vértigo.

La rutina se posó en ella. Deseosa de romper con todo, decidió despertar. Harta de rascar días a la vida, quiso saltar y, fue entonces cuando se asomó al abismo, cerró los ojos y saltó. Saltó desde sus zapatos de tacón fino. Aquellos que separaban con tal distancia sus pensamientos del suelo que, a veces, sentía hasta vértigo.
Según caía, dejaba el mundo atrás. Se aventuraba en un viaje sin billete de vuelta, sin paracaídas, sin red. Se quitó todas las cuerdas de seguridad, todos los prejuicios, todos los miedos y, los dejó a un lado, alejándose lenta y firme abandonándose al devenir de la caída. 


Su absoluta libertad interna...


La hipotética felicidad.

Condenamos nuestra existencia a una búsqueda incesante de una hipotética felicidad, sin darnos cuenta de que ese anhelo, se encuentra en cada paso, en cada momento.

martes, 7 de marzo de 2017

ECO



27(20 en mi caso) años de soledad
Edad de recapacitar
Citarme con cualquiera
Era suficiente la verdad

Dadme paz, que pido guerra
He raptado una sirena,
Enamorada del viento
Entonces mereció la pena
Aaahhh...

Eco he cosido en mi cabeza, besos,
De esos que se dan sin preguntar, sin miedo
He dormido en lunas de cristal
Y me recuerdo cuerdo y a la vez loco de atar, cuerdo y a la vez loco de atar, sin miedo

He cogido la maleta, camisetas pantalón y un jersey por si refresca
He contado las palabras que me faltan por cantar
y aún olvido alguna letra
He comprado mi billete con destino por fijar
y deje la vuelta abierta
He corrido demasiado y ahora no puedo parar y mi voz rebota contra el mar, contra el mar
(coros)

Contra el mar
Esta vez en vez de disparar, parar el mundo en seco, se comenta por el parque que todo me empieza a dar igual
Igual me marcho a otro logar, garganta y bota a cuestas, estas avisada guapa, paga tu que yo me marcho sin pagar..
Ahhh..

Eco he cosido en mi cabeza, besos,
De esos que se dan sin preguntar, sin miedo
He dormido en lunas de cristal
Y me recuerdo cuerdo y a la vez loco de atar, cuerdo y a la vez loco de atar, sin miedo

He cogido la maleta, camisetas pantalón y un jersey por si refresca
He contado las palabras que me faltan por cantar
y aún olvido alguna letra
He comprado mi billete con destino por fijar
y deje la vuelta abierta
He corrido demasiado y ahora no puedo parar y mi voz rebota contra el mar
contra el mar
Contra el mar
Contra el mar...

viernes, 3 de marzo de 2017

Soy y no soy.

No soy un hombre, no soy hetero,no soy español, ni ateo,  no soy lo que ven ni  soy lo intento que crean ,soy una mente en pelea, soy un jaleo, soy la contradicción cuando quiero  hacer algo y no lo hago y luego me arrepiento y me enfado, soy la promesa esa de a partir de ahora verás me lo creo de verdad hasta que la cago soy un montón de buenas intenciones (lo juro) y reciclo y cuido de mi gente y me preocupo pero también tengo mi punto oscuro y hay cosas que no quiero compartir porque no quiero, son mis asuntos eso que te sirvió no sobra se puede aprovechar si lo transformas le das otro uso, tengo un cubo para envases y otro para disgustos con uno cuido mi salud, con el otro mi mundo, soy lo que muestro y lo que oculto, soy un niño al que obligan a ser adulto, no se quien se ha inventado eso de los años pero yo no envejezco, yo me descubro y me doy cuenta de que hay tantas vidas ahí fuera como hay días  aquí dentro, que el tiempo convierte tragedias en recuerdos que, cuando aprendo, no es por la experiencia en sí, sino el momento que me pille dispuesto y abierto, a veces soy y a veces no soy, lo que me sobra no lo tiro lo reciclo y soy y no soy  y voy cambiando a lo largo del camino porque soy y no soy  como todos también voy buscando mi sitio soy y no soy soy y...
No soy tan raro si un montón de gente me entiende, será porque es normal sentirse extraño, no me gusta que  me etiqueten soy más complicado que cualquier cartel que me hayan colocado he estado en relaciones tóxicas me he envenenado de odio pero también de amor de éxito y fracaso, todos los venenos son igual de malos por mucho que unos sean mas dulces y otros más amargos, igual no hay poesía en el sufrimiento aunque veas que puedo describir lo feo con un texto bello, no hay poesía en el tormento ni hay poesía en el bajón existencial que me da cada cierto tiempo, pero sé que a veces aprendes en ese proceso y conoces a gente excelente y te vas conociendo y es que vas entendiendo de que va el juego hasta que un día te crees que no y luego que sí y así vas creciendo, suena contradictorio pero es cierto con cada pieza que pierdo me siento más completo no sé que es lo que me queda aquí dentro pero debe ser lo bueno, lo importante, (espero) antes me daba envidia la gente segura, ahora me da desconfianza y un  poco de angustia, la perspectiva de vivir una vida entera sin cambia,r lo cierto es que me asusta, porque a veces soy y a veces no soy lo que me sobra no lo tiro lo reciclo y soy y no soy  y voy cambiando a lo largo del camino porque soy y no soy  como todos también voy buscando mi sitio soy y no soy soy y...


jueves, 2 de marzo de 2017

El poema y el poeta.

El poema al igual que la poesía no lo hace el poeta o la poetisa, lo hace el lector/a con sus vueltas sobre el tema. Somos nosotros quienes hacemos que esas palabras cobren un sentido, un ritmo e incluso un aroma. Y aquí es donde comienza el juego, ahora tú (lector), no sabes si al decir nostros aludo a un nosotros 'lector' o a un nosotros 'escritor'. Pero bueno, lo bonito de todo esto es que, ambos concidimos en que cada letra se encuentra perfectamente pensada y astutamente colocada. Y ya sea por obra del escritor o bien del lector, crean un lazo, una unión, entre ambos que los une, los mezcla y los acoge, convirtiéndolos en una misma cosa. Seres disfrutando de las palabras, de los sentimientos y por supuesto, de la vida consiguiendo así, hacerlos inseparables (al menos durante el viaje que es leer o escribir).

La muerte.

En estas circunstancias, es habitual ver como los simples mortales acudimos a la literatura para intuir qué hay al otro lado del abismo, como si creyéramos que se puede cambiar así, tan fácilmente, la muerte real por la imaginaria, la muerte propia por la muerte de un ser literario (nótese cómo el autor utiliza con toda intención el término «simple mortal», en lugar de otros mucho más de su agrado como «simple vivaz» o cualquiera de similar carácter). Pues eso, que adoramos leer cosas de muertos porque así descubrimos que la vida sigue. A mí me gusta pensar también que algo trasciende cuando nos imaginamos muertos. Es decir, creemos que algo de lo que fuimos se queda flotando después de haber llegado al punto final.

viernes, 17 de febrero de 2017

Acciones.

Ahí la tenéis, miradla,  miradla de arriba abajo. Coméosla entera,  deboradla,  acabad con sus entrañas. Comedle la boca, el cuerpo y también la espalda,  sobretodo la espalda. Cogedla por la cintura y engullid toda su belleza,  no saboreis nada,  solo morded y tragad. Sin margen para la reflexión. Queredla,  con todo el amor que tengáis dentro,  con todas las ganas,  con todo vuestro cuerpo. Haced lo que queráis con ella,  hacedla de arriba a abajo, destruidla, reconstruidla, que por mucho que hagáis

no será ni mía,  ni por supuesto vuestra.





SÓLO SERÁ SUYA, SERÁ SU ABSOLUTA DUEÑA,  SU INTEGRA REINA.

domingo, 12 de febrero de 2017

Direcciones

Me dirijo a tu ombligo, con el propósito de que me escuchen las mariposas de tu estómago, a ver si de una vez por todas se dan por aludidas y te dicen que sí, que soy yo el que les ha dado la vida. Te lo digo de boca a boca, consiguiendo que inhales cada molécula de oxígeno que contienen mis palabras.

Sería erróneo definirte en términos de dificultad.

Mejor no definirte y que lo haga otro, 


o tu misma, 





yo que sé.

domingo, 22 de enero de 2017

viernes, 20 de enero de 2017

Arjé, arché, arqué, arkhé, principio, fuente, origen.

No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando...
Una vez más nos vemos las caras. Principio y final, vida y muerte (¿o quizá sea al revés?).
Me vuelve a pasar lo mismo que casi todos estos días, no puedo escribir. Y es gracioso, porque en los momentos en los cuales tengo la mente despejada de nubarrones amenazantes de alcohol, es cuando más me apetece escribir pero menos puedo. Si te digo la verdad, parcialmente nublada si que está, pero es una noche despejada la que hay en mi cabeza. Se ven las estrellas prácticamente en su totalidad. Todo pinta tan bien desde ahí fuera ¿verdad? Las torres, murallas y ventanas parecen tan enteras... Se hace llamar mente, la muralla digo, y joder, en días de lluvia se derrumba prácticamente en su totalidad al igual que en días de heladas se congela. Pero a pesar de todo esto, siempre se levanta y vuelve a su puesto, no se rinde jamás. (Aunque te advierto que un día de estos no se va a levantar del suelo y, no por haberla derrotado, sino porque no le dará la gana.) sé que llegará un día en que se canse y diga hasta aquí hemos llegado, ni la poesía, ni las palabras bonitas ni los besos en el cuello me van a salvar, lo siento mucho, pero abandono.
No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando...



viernes, 13 de enero de 2017

La retirada.

Nadie sabe nada. Ninguno de nosotros sabemos lo que somos,  ni si quiera sabemos dónde vamos. Estamos sin rumbo,  somos cuerpos con cabeza, alma y prejuicios. Llenos de ira, miedos,  pero sobretodo de desidia. No tenemos ganas de nada,  ni de comernos si quiera.  Estamos agotados de tanta mierda, repletos de información dudosa, que al fin y al cabo,  nos desinforma. Lo queremos todo al instante,  sin pelos ni señales. Inventamos la ley del segundo,  esa con la que cada acto tiene una consecuencia. Inmediata, imperfecta y repleta de basura redundante e incoherente. Como todos los escritos,  como todos los pensamientos,  como cada cimiento, como cada gerundio. Y furibundo es como me siento, sentado en medio de medio mundo viendo fútbol, cobrando millones cada ser inmundo,  mientras otros,  moribundos se dejan las costillas en alguna foto de algún periodista que busca la exclusiva en cualquier revista.

lunes, 2 de enero de 2017

El país de las maravillas.

Descubriendo a ratos cómo es el mundo, a veces desolador, a veces abrumador, reflexivo, descorazonador, destructivo, solitariamente repleto de cuerpos, miradas, sonrisas, sorpresas y a veces de muerte, pero sobretodo de vida. A veces el mundo te devuelve la sonrisa, otras te da la espalda. A veces las estrellas salen, brillan y se apagan.
Algunas veces, el sobresalto dura un segundo,  otras la reflexión se alarga hasta el último rayo de sol. Muchas veces, una mirada perdida se encuentra con otra que busca ,perdidamente , encontrar otra. Farolas deslumbran una noche desoladora, con cierto toque de nostalgia y de cariño agridulce. (Me gusta mucho ese adjetivo, agridulce. Encaja donde quiera que lo metas.)
Sabor amargo de cerveza a media mañana, para afrontar el día.
Haciendo balance de este año, con cuidado de no vencer la balanza a favor de lo negativo.
Que no nos gane la batalla el pesimismo, que no nos derrote la indiferencia. Aguantemos el tipo estoicamente, disfrutando de aquello que venga tal y como venga.
Requisito obligatorio, devolver siempre la sonrisa.
Tristemente feliz, abrumadoramente solitario, jodidamente jodido.
Pidiendo ayuda a silencio pelao', desgañitando los oídos del resto.
Acariciando la pared con el puño cerrado, amenazando con suaves caricias al muro de la adversidad.
Cansado de todo y nada a la vez. 
Inexpresivo, ausente e incluso algo destrozado por dentro.
Pequeño gran derrumbamiento interno, ni las vigas de refuerzo consiguen mantenerme en pie. Habrá que reconstruirse desde los cimientos.
Haciendo un llamamiento a una cuadrilla de cuerpos, con su casco arnés y bocata en mano.
Comenzando la obra corpórea.



Cerrado por reformas.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Reyes y reinas de nosotros mismos.

Hablando de reyes y reinas, que es esto, una monarquía del sentimiento, que somos súbditos de un individuo al cuál somos fieles. Venga ya, no me da la gana ser el siervo de nadie. Me niego en rotundo. Yo soy rey, siervo y fiel de mi mismo, de mi cuerpo, de mi organismo. No soy tuyo, ni tu eres mío. He dicho que NO.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La parábola del tonto.


"La parábola del tonto"
Narración breve y simbólica de la que se extrae una enseñanza moral.

Verás, me gustaría decirte," Antes que te vayas vas a contemplar "que" he hecho algunos cambios," y seguro que "te sorprenderán." He dejado de lado los miedos, las inseguridades y unos cuantos complejos que suelen ir de la mano con todo lo anterior. "Ya no hay confusión y" todo "aquel rencor duerme ahora en un desván," oscuro y con mil motas de polvo que lo retienen para que no escape. Pero bueno, sé que esto pinta bien, aunque te toca a ti ahora: "Dime..."
"Lo has visto, no hay nada de lo que tanto odiabas... lo he cambiado todo de lugar "y te prometo que de ese pequeño rincón no va a salir jamás. De veras te lo digo, "Espera, aguarda, nunca valoras nada..." no te marches aún, "tus mudanzas aún no pueden empezar." No me dejes así, no puedes, no debes, no quieres... Te juro que "he tirado mil bolsas llenas de ansiedad y aquellos defect"ill"os que uno guarda por guardar," por aquello de que algún día servirán ¿No?. Me he quedado tan vacío... "Ya no sé quien soy... tan sólo sé que hay más luz de la habitual," seguro que eres tú la que ilumina todo esto, o quizá sólo sea que no hay tanta porquería que no dejaba pasar la luz.

Mira... vamos bien, no huyas, no te gires... "No lo hagas, no lo hagas, ¿por qué me das la espalda?..." Te repito que lo he cambiado todo de lugar, ahora cabemos todos aquí, mejor dicho cabemos tú y yo,sin temores, enfados ni tonterías. "Mil gracias, de nada, fue mi última bobada... qué adolescente, tú ahora buscas novedad."

jueves, 17 de noviembre de 2016

Yo, mi, me, conmigo y a ti que te den.

Mi vida es una subida en escalera mecánica, que a veces se para 
 y otras también...
Sólo pido un tiempo verbal que me conceda el privilegio de estar contigo un rato más.
Hazlo, y si tienes miedo, HAZLO CON MIEDO.
Comencemos el Diario aquí y ahora, en esta misma línea.
Mañana de Domingo agotadora, como habitualmente. Unas cuantas vueltas en la cama, una mirada al espejo y arriba.
Una ojeada al correo, un par de retweets y a seguir currando.
Comida a eso de las 3, un poco de pasta y pescado, acompañada de un vaso de agua. Microsiesta de 25 minutos. A continuación, una tarde destructivamente soporífera y ya por último la llegada de la cena. Trayecto en Renfe hasta Aravaca, con acontecimientos curiosos de por medio.
Una mujer, habitual de esa línea, se dispone a dejar en cada asiento vacío, un pequeño papel con un texto pidiendo ayuda para sus hijos de 4 años. Debajo del mismo, un paquete de clinex, a la venta por 25 céntimos y una sonrisa. Un paseo por todos los vagones y ni una parada frente a alguien.
Una familia de dos hermanos, de no más de 7 y 10 años, junto con su madre. Al parecer volvían de pasar el día en la sierra. Todos provistos de botas, abrigo, gorro y guantes. Nada más dejar el papel y el clinex, el más pequeño de ellos, ha asomado la cabeza por encima de su madre para investigar aquel trozo de papel. Su madre, en un ademán de dictadora, lo ha reprimido y le ha acompañado con el abrazo a que volviese a su sitio y no tocase nada. Si en vez de eso, le hubiese explicado esa historia, el por qué esa señora tenía que ir dejando esos clinex en cada asiento, o el por qué tras menos de cinco minutos los ha vuelto a recoger un tanto desolada. Si, ya no sólo su madre, todos intentásemos ser más comprensivos, más empáticos, quizá justo esas situaciones se podrían suprimir y formar parte de ficción, de historias escritas por cualquiera. Estaría bien que de una vez por todas, dejase de ser una realidad y se convirtiese en ficción.
Cena insulsa, tanto como las conversaciones durante la misma.
Vuelta a casa, esta vez en un vehículo de cuatro ruedas, blanco y de una marca reconocida y bastante extendida. La radio a un volumen prudencial, que con una sintonia conocida ha conseguido sacarme de este escrito, únicamente, para que mi boca pronunciase: "Cancionaca". Tras pronunciar estas palabras, he vuelto aquí,y bueno, aquí sigo relatando este día.
Mi mente ha entrado en fase recuerdo, y se ha encargado de recrear ese beso que es una ola en mi boca.
Chavales convertidos en maestros kung fu por una noche.
Sobrevolando la noche madrileña, piti en mano y rabia en la otra.
Nostalgia en mente y ganas de vivir, en el pasado, correteando por la sangre.
De vuelta a la cama, me cubro con un edredón que tiene complejo de losa.
Mis ojos se cierran poco a poco, van echando el cierre, y atino cada vez menos a darle a la tecls cirrexta, y auqne el corrector me subraye en rojo, aquí sigpo, dandole un ultimo empujon para poder acabar con un . 

lunes, 14 de noviembre de 2016

Análisis de un levantamiento.

¿Sabes? Hoy mi día no ha empezado bien. Bueno, para ser justos, digamos que yo no lo he empezado bien, él que culpa tiene de ser frío y gris.
Me he levantado a las 6:30 AM (a y 32 estaba en pie, siempre hay que remolonear unos minutillos), y nada más poner un pie en el suelo, he notado como un escalofrío comenzaba a tomar forma en mi punta del dedo gordo. Acto seguido, y tras el improperio de rigor, he dirigido mi cuerpo hacia la ducha.(Si antes el suelo estaba fresquito, ahora era como pisar la Antártida sin calcetines. Posiblemente se me hayan ido unos 15 minutos desde que me he puesto en marcha, pero bah, se siente, la calefacción funciona a pedales y como la tele algunas veces, a golpes.
Una vez desayunado y medio peinado, nos hemos dispuesto( mi cuerpo y yo, mi cabeza quería seguir durmiendo) a salir por la puerta con una sonrisa a ver si así contrarrestábamos la mala cara del Mundo. Auriculares en mano, vistazo rápido en el espejo y para adelante. Nada más apretar el pulsador del portal, una bocanada de aire helado y un cambio brusco de temperatura,  ha hecho replantearse hasta al último poro de mi piel, el dar un paso más hacia Invernalia. Una vez alcanzado territorio hostil y, muy próximo a la boca del metro, una nueva bocanada ha abofeteado mi cara, con la diferencia, ésta vez de ser de aire caliente. El descenso a las cavernas con nombre de estaciones ha sido un tanto complicado puesto que, como suele ser habitual, una de las escaleras se encontraba fuera de servicio, completamente destripada. Mi cabeza en un intento de desperazamiento, se ha asomado a ver las tripas de la misma. Tras contemplar el panorama, el vagón ha llegado repleto de personas enfrascadas en una especie de lamina con una pantalla emisora de luz y receptora de vidas ajenas, aunque mas que receptora, ladrona, usurpadora, usurera... y podría continuar con el riguroso análisis, pero rompería la regla fundamental de un levantamiento, levantarse para seguir escribiendo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Una de cielo.

Que el cielo arda si quiere, que yo me quedo aquí, contemplando tus pensamientos, tus miradas y de vez en cuando tratando de juntar

tus ansias

con mis ansias.

domingo, 23 de octubre de 2016

El atrapamiento de la tecla ESPACIO

Partiendo de la posibilidad de una caída increíble, de una puta caída alucinante                                                                                                                                                                                             y                          sin                              remedio.
Poesía abstracta apoderándose de mi persona,


                   o mejor dicho                       de mi mente.



Salida de emergencia sin escaleras.











Pérdida de tiempo alucinante sin alucinaciones.

















































































Brutalidad vital de un vividor sin escrúpulos.

lunes, 17 de octubre de 2016

Palabras de autor.

Palabras como vida,
muerte,
todo,
nada,
palabras que confinan lo absoluto, palabras graves que despiertan el espíritu y la mente de quien las escucha, de quien las sueña.
Siempre,
nunca,
mío,
nuestro.
Los autores, siempre faltos de desidia, siempre plenos de matices
como sus palabras,
si,
no,
sólo,
juntos.
Pequeñas grandes palabras nunca elegidas al azar

aquí
                                                         


                                                   ahora.

domingo, 25 de septiembre de 2016

¿Educación o machismo?

"Ayer me quedé de pasta de boniato. Estaba a punto de entrar en una librería y coincidí en la puerta con una señora. Al menos, creí que lo era. Una mujer sobre los cuarenta años, normalmente vestida, quizá con un punto demasiado juvenil para su edad. Por lo demás, de aspecto agradable. Ni elegante ni ordinaria. Ni guapa ni fea. Coincidimos en la puerta, como digo, viniendo ella de un lado de la calle y yo del otro. Y en el umbral mismo, por reflejo automático, me detuve para cederle el paso. Desde hace casi sesenta años –su trabajo les costó a mis padres, en su momento– eso es algo que hago ante cualquiera: mujer, hombre, niño; incluso ante los que van por el centro de Madrid en calzoncillos y chanclas, torso desnudo y camiseta al hombro, impregnando el aire de aroma veraniego; tan desahogados, ellos y la madre que los parió, como si estuvieran en el paseo marítimo de una playa o vinieran de chapotear en la alberca del pueblo.

Me detuve en el umbral, como digo. Para cederle el paso a la señora, igual que se lo habría cedido al lucero del alba. Incluso a mi peor enemigo. Hasta a un inspector de Hacienda se lo habría cedido. Pero mi error fue considerar señora a la que sólo era presunta; porque al ver que me detenía ante ella, en vez de decir «gracias» o no decir nada y pasar adelante, me miró con una expresión extraña, entre arrogante y agresiva, como si acabara de dirigirle un insulto atroz, y me soltó en la cara: «Eso es machista».

Oigan. Tengo sesenta y cuatro tacos de almanaque a la espalda, y entre lo que lees, y lo que viajas, y lo que sea, he visto un poco de todo; pero esto de la señora, o la individua, en la puerta, no me había ocurrido nunca. En mi vida. Así que háganse cargo del estupor. Calculen el puntazo de que eso le pase a un fulano de mis años y generación, educado, entre otros, por un abuelo que nació en el siglo XIX, y del que aprendí, a temprana edad, cosas como que a las mujeres se las precede cuando bajan por una escalera y se les va detrás cuando la suben, por si les tropiezan los tacones, que cuando es posible se les abre la puerta de los automóviles, que uno se levanta del asiento cuando ellas llegan o se marchan, que se camina a su lado por el lado exterior de las aceras –«Que no digan que la llevas fuera», bromeaba mi padre con una sonrisa– y cosas así. Calculen todo eso, o imagínenlo si su educación familiar dejó de incluirlo en el paquete, y pónganse en mi lugar, parado ante la puerta de la librería, mirando la cara de aquella prójima.

Habría querido disponer de tiempo, por mi parte, y de paciencia, por la de ella, para decir lo que me hubiera gustado decirle. Algo así como se equivoca usted, señora o lo que sea. Cederle el paso en la puerta, o en cualquier sitio, no es un acto machista en absoluto, como tampoco lo es el hecho de no sentarme nunca en un transporte público, porque al final acabo avergonzándome cuando veo a una embarazada o a alguien de más edad que la mía, de pie y sin asiento que ocupar. Como no lo es ceder el lugar en la cola o el primer taxi disponible a quien viene agobiado y con prisa, o quitarte el sombrero –porque algunos, señora o lo que usted sea, usamos a veces panamá en verano y fieltro en invierno– cuando saludas a alguien, del mismo modo que te lo quitas –que para eso también lo llevas, para quitártelo– cuando entras en una casa o un lugar público. Así que entérate, cretina de concurso. Cederte el paso no tiene nada de especial porque es un reflejo instintivo, natural, que a la gente de buena crianza, y de ésa todavía hay mucha, le surge espontánea ante varones, hembras, ancianos, niños, e incluso políticos y admiradores de Almodóvar. Ni siquiera es por ti. Ni siquiera porque seas mujer, que también, sino porque la buena educación, desde decir buenos días a ceder el paso o quitarte la puta gorra de rapero, si la llevas, facilita la vida y crea lazos solidarios entre los desconocidos que la practican.

Y, bueno. Me habría gustado decir todo eso de golpe, allí mismo; pero no hubo tiempo. Tampoco sé si lo iba a entender. Así que permanecí inmóvil, mirándola con una sonrisa que, por supuesto, le resbaló por encima como si llevara un impermeable; porque al ver que me quedaba quieto y sin decir nada, cruzó el umbral con aire de estar gravemente ofendida. «Lo he hecho polvo», debía de pensar. Y yo la vi entrar mientras pensaba, a mi vez: No es por ti, boba. Sé de sobra que no lo mereces. Es por mí. Por la idea que algunos procuramos mantener de nosotros mismos. Algo que, mientras te veo entrar en esa librería que de tan poca utilidad parece serte, me hace sonreír con absoluto desprecio."

El gran Arturo Pérez-Reverte.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Muros de papel color piel.

A veces lo que se termina es la puta paciencia, el aguante te abandona y dejas de ser indestructible. A veces, tu fortaleza interior o la fortaleza sin más te abandona. Sí, hablo de la muralla que protege el castillo, esa que aguanta tormentas, frío, calor, asedios y risas, noches y días... Y sí, aunque resulte difícil de creer, algunas veces decide abandonar y permitir el libre tránsito de pequeños parásitos llamados contra-tiempos o simplemente tiempos. Deja que fluya el tiempo, y alguna que otra vez acepta como invitada a la pesadumbre, a la tristeza (en otras palabras) y se rinde ante su débil pero constante fuerza. Lo malo de ésto, que si se asienta en los pilares de la muralla o en la más alta torre (junto a la reina cabeza) es complicado echarla. A veces consigue volver contra sí misma a la mismísima Reina y la hace autocompadecerse y en último término rendirse a sus peticiones. Es una invitada que participa en el juego de la vida pero  con distintas reglas, las suyas propias. Y esto es una verdadera mierda porque incluso al narrador de la historia consigue cautivar con sus armas. A veces le mezcla en todo el asunto hasta hacerle creer que la historia en cuestión es la suya propia y no la de un tercero. Pero hay algo que ésta tramposa no sabe y es que tanto el narrador cómo la historia tienen lectores y correctores que tienen una coraza llamada distancia, y no distancia fisica, que tambien, sino distancia con respecto a los pensamientos, son capacws de poseer una visión externa y mucho más amplia incluso que el narrador mismo, salvando ciertos detalles y aspectos que no quedan plasmados en el papel. Ellos conocen la historia desdd otra perspectiva, desde otro punto de vista que les permite formarse una imagen más clara del conjunto.
Pero fijate que con todo y con eso, la puta inquilina que no paga ni un centavo por su estancia en la pensión de mi cuerpo, es capaz de escabullirse y desaparecer durante un tiempo, dejando siempre una nota de despedida recordándome que yo podré evitarla quizá durante un tiempo, pero sabe dónde vivo y piensa volver.

Que ausencia no implica abandóno, que perder no implica rendirse.

Que ya no vé amanecer porque se acuesta a las 6.

miércoles, 20 de julio de 2016

Meteorología

Olor a tierra mojada. Gotas de lluvia compitiendo en una carrera trepidante por estrellarse contra el suelo. Unas corren la suerte de participar en el circuito de alguna musa, otras, en cambio, se ven obligadas a restregar su cara contra el cristal mientras se precipitan. PERO TRANQUILOS, no todo es malo, muchas veces consiguen llegar al suelo y filtrarse por entre las pequeñas rocas y grietas, con el fin,la mayoría de las veces de juguetear con las raíces de algún árbol.

domingo, 19 de junio de 2016

Ligamientos de sentimientos.

Hay canciones que te salvan la vida porque te hacen ver que alguien hace un tiempo sintió lo que tú sientes ahora. Por eso escribir y la música ligan tan bien, ambos hacen que sientas lo que alguien sintió y así convertirlo en eterno.

Apreciándose.

Si te mueves lentamente, si mueves las manos y los dedos muy lentamente, podrás apreciar la belleza del movimiento, y la increíble sensación que se tiene cuando ves como eres capaz de mover tus dedos tan despacio y al mismo tiempo, caerás en la cuenta de la increíble prisa y ansiedad con la que nos movemos. Y ya no digamos la prisa con la que pensamos, observamos, comemos bebemos, besamos... Por eso mismo, si te apetece, ( y creo que es así, si no no estarías aquí leyendo esto) vuelve a leer este pequeño texto desde el principio, deteniéndote en cada palabra, cada coma, leyéndolo pausadamente y verás la preciosidad de voz interior que tienes ( esa cuando lees para tus adentros).

Y ya como última cosa, de nada.
(Esto no hace falta que lo leas despacio y con calma, o quizá sí y sea la clave de todo...)